BULIMIA MEDICAMENTOSA
Aunque la conducta bulímica ha sido descrita desde el siglo X de nuestra era, en el Imperio Romano, no fue hasta los años 70 del siglo anterior que fue identificada como un desorden de los hábitos alimentarios; el cual consiste en la ingestión compulsiva de grandes cantidades de alimentos en uno o varios tiempos de comida (desayuno, almuerzo o cena) seguido de la expulsión obligada de nuestro cuerpo de esta comida por varias vías, siendo la autoinducción del vómito la más común.
Esta conducta de expulsión forzada de la comida ingerida, los especialistas la atribuyen a un sentimiento de culpa que siente la persona protagonista de estos atracones, siendo éste incapaz de reconocer que realiza estas prácticas que ponen en riesgo su salud.
Pero así como todo se ha modernizado con el paso del tiempo, la bulimia no ha escapado a este fenómeno, por tanto hoy los especialistas nos encontramos con la ¨bulimia medicamentosa¨.
La bulimia medicamentosa, es un desorden de la conducta alimentaria la cual consiste en eliminar de forma obligada de nuestro cuerpo esos alimentos ingeridos de forma copiosa y compulsiva usando medicamentos como lo son los diuréticos y laxantes.
Este tipo de bulimia es muy difícil de detectar, ya que quienes lo practican, justifican el uso de los laxantes o diuréticos, afirmando que lo hacen porque padecen de un estreñimiento muy fuerte o una retención de líquido que les impide usar cómodamente su calzado o anillos, cuando la razón real es el miedo que sienten de ver reflejado en la balanza las consecuencias de ese consumo excesivo de esos alimentos. Es como tratar de no dejar huella de esos atracones, pero de una forma más elegante que el vómito.
Cabe destacar que estos diuréticos y laxantes son automedicados por estas personas, y nunca prescritos por un especialista.
Lamentablemente para quienes realizan estas prácticas, sobre todo el día anterior a un control de peso, los diuréticos pueden obligar al cuerpo a eliminar cantidades de agua que pudieran reflejar pérdidas de peso rápidas en corto tiempo, pero como el cuerpo es sabio, se activa el mecanismo de la sed y trata de recuperar el agua perdida, recuperando el peso por el agua y por esas calorías provenientes de los atracones. Con respecto a los laxantes también pueden modificar el peso, incluso evitar la absorción de algunos nutrientes, usualmente calcio, vitaminas liposolubles (A, D), etc; más no evita la absorción de carbohidratos y grasas, cuyo exceso se deposita en el tejido graso. Así que podemos ver en la balanza menos peso; pero cada día con estas prácticas; estamos incrementando nuestro tejido graso, por eso me atrevo a decir en el campo de la alimentación... no hay crímen perfecto que logre engañar a los especialista en pérdida de peso!
0 comentarios: