APOYO NUTRICIONAL EN EL AUTISMO
El autismo es un transtorno en el desarrollo de la comunicación verbal y no verbal, interacciones sociales, de actividades de ocio y juego, desarrollo de patrones repetitivos de conducta. El autismo es un espectro que cubre un amplio rango de trastornos que pueden ir desde las formas más severas como el autismo clásico, síndrome de Rett o el trastorno desintegrativo infantil, hasta las formas más leves como el autismo de alto nivel de funcionamiento, síndrome de Asperger o los casos de trastornos del desarrollo no especificados (autismo atípico).
Suele diagnosticarse entre los 18 meses y 3 años de edad. Aunque existen muchas teorías para explicar este transtorno no hay nada concluyente algunos lo atribuyen a un defecto genético de los cromosomas 5 y 15, otros a condiciones medio ambientales (intoxicaciones por metales, vacunas)
Los síntomas autistas son resultado de una alteración neurobiológica y en determinados casos, anomalías estructurales, alteraciones metabólicas, de histología cerebral, trastornos genéticos, bioquímicos, procesos infecciosos.
Desde el punto de vista nutricional, en el autismo existen reacciones inmunológicas (alergias) a las proteínas del gluten, caseina y soya, las cuales pueden ser explicadas porque existen alteraciones en la permeabilidad de la membrana intestinal , insuficiencia pancreática y deficiencias enzimáticas (disacaridasas) provocando síntomas de malabsorción intestinal como gases,distensión abdominal, dolor y diarrea, lo cual en el autismo se suele manisfestar en irritabilidadad, llanto y rabietas. Algunos estudios indican que el consumo de alimentos con harina de trigo o con leche, al ser éstos digeridos, ocurre una metabolización inadecuada de estas sustancias produciendo neuropéptidos (caseomorfina y gliadinmorfina), las cuales a través del torrente sanguíneo llegan al cerebro provocando en éste toxicidad explicando parte de los síntomas que acompañan al autismo.
También hay manifestaciones de problemas sensoriales y de textura para los alimentos lo cual conlleva a limitar la gamma de alimentos a ser consumidos y desarrollar deficiencias de fibra, vitaminas E y D, hierro y calcio. Se establece una conducta alimentaria inadecuada manifestada por anorexia, bulimia, dificultad o rechazo a la masticación, muchas veces porque hay esofagitis. En el autismo es frecuente la diarrea o el estreñimiento. En ocasiones algunos de estos síntomas son atribuidos a los medicamentos utilizados en el tratamiento farmacológico del autismo siendo los mas frecuentes insomnio, dolor abdominal y anorexia, fatiga, toxicidad hepática.
En el caso de la bulimia que se instaura en el autismo ésta se debe a una ingesta rápida de los alimentos lo cual ocasiona vómitos.
Algunos estudios sugieren una disminución de la hiperactividad cuando son eliminados de la alimentación los colorantes, aditivos alimentarios,alimentos con alto contenido de salicilatos (alfalfa, brocoli, pepino, espinaca, champiñón, tomate, aceitunas, rábano, achicoria, berenjena, pimentón, durazno, guayaba, pasas, mandarinas, uvas, aguacate, naranja, fresas,ciruelas, almendras, maní, nueces, refrescos de cola, té, ), no obstante es difícil seguir una alimentación con estas características tan limitantes. Algunos padres eliminan el azúcar de la dieta de sus hijos autistas, ya que se basan en que preparaciones con azúcar elevan drásticamente la glicemia con su brusco descenso lo que provoca secreción de adrenalina, por tanto el niño autista se muestra agitado, nervioso y con poco nivel de atención.
En el autismo puede haber deficiencias de Ácidos Grasos Esenciales (AGE) como lo son los ácidos grasos omega 3, ácido eicosapentanoico (EPA), ácido docosahexaenoico (DHA), ácidos grasos omega 6.
Cuando el niño autista está en sus primeros años de vidas, pese a los síntomas descritos anteriormente, su selectividad por algunos alimentos y texturas no es tan marcada más alrededor de edades entre los 3 a 6 años, cuando se debe incrementar la textura de los alimentos, es decir pasar de papillas o purés a una alimentación con más consistencia, se presentan los problemas de rechazo. Muchos niños pasan por etapas de hipersensibilidad o por el contrario hiposensibilidad en la percepción de los sabores, olores y ruidos, aspectos relacionados a la alimentación. Algunos especialistas explican la selectividad o preferencia de consumir ciertos alimentos a un hábito de alimentación instaurado en el niño el cual es reforzado por el confort, seguridad y familiaridad que percibe el niño en estos productos, ésto dificulta la incorporación de nuevos alimentos, incluso el hecho de presentarle el mismo alimento preparado de diferente forma, en plato distinto ya causa un caos de percepción en las estructuras cognitivas del niño.
Recomendaciones:
Realizar la alimentación en un ambiente agradable sin elementos distractores (música alta, televisor)
Si hay rechazo de algún alimento, evitar sentimientos de frustración, ansiedad. Evitar a toda costa obligar al niño a aceptar el alimento en cuestión.
Aprovechar el momento de la alimentación para hacer de éste un momento de afectividad y socialización. Brindar seguridad hará más fácil la incorporación de nuevos alimentos.
Recuerde que nuestro niño va creciendo y necesita superar la etapa de las papillas o purés, requiere desarrollar los beneficios de la masticación, ya que ésta contribuye a desarrollar los músculos involucrados en la modulación bucal para el habla.
Si el niño tiene un plato o vaso favorito, trate de complacerlo utilizándolo en todos los actos de alimentación, ya que su atención está centrada en estos utensilios restando quizá importancia a su contenido, oportunidad aprovechada para incorporar nuevos alimentos.
La incorporación de alimentos y texturas nuevas debe ser programada, donde no se haga con varios alimentos a la vez y con una frecuencia alta dentro de un lapso de tiempo. Se recomienda sólo una vez por semana probar con las incorporaciones nuevas.
Es importante tener a mano el alimento favorito del niño como premio o como alternativa de alimentación cuando el rechazo sea total.
Evitar preparaciones que tengan como ingredientes leche o quesos (vaca, cabra, oveja), yogur, trigo, harina de trigo, avena, cebada, centeno, chocolate, malta, cafeína, colorantes, aditivos alimentarios, edulcorantes como aspartame, sacarina, sucralosa.
Para endulzar (con mesura) puede usar Stevia, xilitol, miel.
No es tan difícil construir un menú para personas con autismo, sólo es cuestión de creatividad y paciencia. Para aquellos que quieren visualizar cómo sería un modelo de alimentación en el autismo, tomando en cuenta las restricciones antes mencionadas les dejo un menú propuesto por una gran amiga, la chef Ana María Ramírez:
Día 1:
Desayuno: Jugo de naranja sin azúcar, jamón de pavo con galletas de arroz.
Almuerzo: crema de zanahoria, pollo guisado con vegetales, arroz blanco, jugo de patilla sin azúcar.
Cena: filet de pescado a la plancha, yuca cocida, ensalada de frutas, infusión de manzanilla sin azúcar.
Día 2.
Desayuno: jugo de melón, arepa asada con pollo mechado, infusión de menta con miel.
Almuerzo: crema de calabacín, arroz tipo chino con pollo, gelatina de hoja saborizada con fresa, jugo de lechosa.
Cena: Albóndigas de carne de res en salsa de tomate, fideos de arroz, tajadas, jugo de pera cocida.
Si hay rechazo de algún alimento, evitar sentimientos de frustración, ansiedad. Evitar a toda costa obligar al niño a aceptar el alimento en cuestión.
Aprovechar el momento de la alimentación para hacer de éste un momento de afectividad y socialización. Brindar seguridad hará más fácil la incorporación de nuevos alimentos.
Recuerde que nuestro niño va creciendo y necesita superar la etapa de las papillas o purés, requiere desarrollar los beneficios de la masticación, ya que ésta contribuye a desarrollar los músculos involucrados en la modulación bucal para el habla.
Si el niño tiene un plato o vaso favorito, trate de complacerlo utilizándolo en todos los actos de alimentación, ya que su atención está centrada en estos utensilios restando quizá importancia a su contenido, oportunidad aprovechada para incorporar nuevos alimentos.
La incorporación de alimentos y texturas nuevas debe ser programada, donde no se haga con varios alimentos a la vez y con una frecuencia alta dentro de un lapso de tiempo. Se recomienda sólo una vez por semana probar con las incorporaciones nuevas.
Es importante tener a mano el alimento favorito del niño como premio o como alternativa de alimentación cuando el rechazo sea total.
Evitar preparaciones que tengan como ingredientes leche o quesos (vaca, cabra, oveja), yogur, trigo, harina de trigo, avena, cebada, centeno, chocolate, malta, cafeína, colorantes, aditivos alimentarios, edulcorantes como aspartame, sacarina, sucralosa.
Para endulzar (con mesura) puede usar Stevia, xilitol, miel.
No es tan difícil construir un menú para personas con autismo, sólo es cuestión de creatividad y paciencia. Para aquellos que quieren visualizar cómo sería un modelo de alimentación en el autismo, tomando en cuenta las restricciones antes mencionadas les dejo un menú propuesto por una gran amiga, la chef Ana María Ramírez:
Día 1:
Desayuno: Jugo de naranja sin azúcar, jamón de pavo con galletas de arroz.
Almuerzo: crema de zanahoria, pollo guisado con vegetales, arroz blanco, jugo de patilla sin azúcar.
Cena: filet de pescado a la plancha, yuca cocida, ensalada de frutas, infusión de manzanilla sin azúcar.
Día 2.
Desayuno: jugo de melón, arepa asada con pollo mechado, infusión de menta con miel.
Almuerzo: crema de calabacín, arroz tipo chino con pollo, gelatina de hoja saborizada con fresa, jugo de lechosa.
Cena: Albóndigas de carne de res en salsa de tomate, fideos de arroz, tajadas, jugo de pera cocida.
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