ENFERMEDADES CRÓNICAS Y DIETA
Las enfermedades crónicas son aquellas que una vez diagnosticadas se debe vivir con ellas por largo tiempo. Un ejemplo de ellas son las enfermedades cardiovasculares, donde la más común es la hipertensión arterial (HTA), la diabetes, la obesidad, la enferemdad renal crónica, algunas enfermedades gastrointestinales, donde la que más ha repuntado es el Síndrome de Colon Irritable.
Para evitar que estas enfermedades progresen se indica una dieta, donde hay una serie de alimentos restringidos. Muchas veces estas restriccones hacen que el menú diario de quien padece una enferemedad crónica se vuelva monótono, poco atractivo hasta tal punto de abandonar las recomendaciones dietéticas con las consecuencias de un avance de la enfermedad con sus respectivas secuelas, como ocurre en la diabetes.
Sin embargo, hay buenas noticias; a pesar de tener una enfermedad crónica se puede comer de forma gourmet, es decir, incluir en nuestra dieta preparaciones apetitosas tanto para la vista como para el paladar, utilizando una gamma variada de alimentos, lo cual nos permite seguir las recomendaciones médicas al pie de la letra, resolviendo de forma fácil el enigna de ¿Qué como hoy?
Seguir un régimen alimenticio puede resultar más sencillo de lo que parece, hay que empezar conociendo cuáles son los alimentos desaconsejados y cuáles los aconsejados según la enfermedad padecida.


Otro aspecto a tomar en cuenta en el caso de las enfermedades cardiovasculares es cuidar que no se eleven nuestros niveles de triglicéridos en sangre por tanto evite algunos carbohidratos como el pan blanco, harinas refinadas, tubérculos almidonosos como la papa, frutas como el cambur, níspero, mango, dulces, postres elaborados con harinas, azúcar y grasa, azúcar, miel y bebidas alcohólicas.
Una vez conocido lo que se debe evitar, es importante conocer lo que sí podemos comer ya que serán esos alimentos los que nos permitirá construir nuestro menú día a día.
Carne de aves (pollo, pavo), quesos blancos frescos, clara de huevo (pudines, mousses), pescados, pulpo, calamares, frutas enteras (poseen fibra), cereales sin precesar (ejemplo hojuelas de avena), panes y galletas integrales), leguminosas (lentejas, gasrbanzos, frejoles) vegetales, arroz, cebada, y grasas de origen vegetal a través del aceite de oliva, frutos secos y aguacate.
Si desea ampliar este artículo deje su comentario, así en una próxima entrega podemos hablar sobre Cómo Construir un buen Menú, dándole especificaciones técnicas para que el menú cubra las necesidades de energía y nutrientes.

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